RESUMEN:
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TEXTUAL:
CAPITULO 165 Ver a Dios es la suma perfección y el sumo gozo

§327. La delectación nace de la posesión del objeto que es agradable, como la vista se deleita con los colores hermosos y el gusto con las cosas dulces. Pero este placer de los sentidos puede estar contrariado por la indisposición del órgano, como sucede con la luz, que ofende a los ojos enfermos y recrea a los ojos sanos. Pero como el entendimiento no ejerce su acción por medio de un órgano corporal, según quedó demostrado (cap. 79), ningún pesar puede contrariar al gozo que se experimenta en la consideración de la verdad. Sin embargo, de la contemplación del entendimiento puede, accidentalmente, resultar algún pesar. Esto sucede cuando el objeto de la inteligencia es concebido como dañoso, de suerte que haya en el entendimiento delectación respecto del conocimiento de la verdad, y tristeza de la voluntad con relación a la cosa que es percibida, no en cuanto que es objeto del conocimiento, sino en cuanto que es dañosa. Dios en su esencia es la Verdad, así que es imposible que la inteligencia que ve a Dios no experimente delectación con su vista



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Compendio de Teología (Libro) , , Ed.Rialp, 1980 Madrid Libro I: [Sobre la Fe]; Parte I: [Sobre Dios uno y Trino]; Tratado III: [Sobre las obras de Dios], Secc.2ª [Sobre el gobierno del mundo]


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Compendio de Teología Ed. Rialp, Madrid, 1980 (1269)


CLAVES: Fin último del hombre > Bienaventuranza > Suma perfección y sumo gozo