RESUMEN:
«Los hombres constituidos en este estado de desdicha [los condenados] no están privados del libre albedrío, aun cuando tengan la voluntad firme en el mal de una manera inmutable, del mismo modo que los bienaventurados tienen su voluntad afirmada en el bien. En efecto, el libre albedrío se extiende propiamente a la elección, y la elección se ejerce en cosas que conducen al fin.»


TEXTUAL:
§346. Los hombres constituidos en este estado de desdicha [los condenados] no están privados del libre albedrío, aun cuando tengan la voluntad firme en el mal de una manera inmutable, del mismo modo que los bienaventurados tienen su voluntad afirmada en el bien. En efecto, el libre albedrío se extiende propiamente a la elección, y la elección se ejerce en cosas que conducen al fin. Cada uno desea naturalmente el fin último. Luego todos los hombres, por ser inteligentes, desean naturalmente la felicidad como fin último, y la desean de manera inmutable, porque nadie puede querer ser desgraciado. Y esto no repugna al libre albedrío, ya que éste sólo se extiende a las cosas que conducen al fin.

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FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Compendio de Teología (Libro) , , Ed.Rialp, 1980 Madrid Libro I: [Sobre la Fe]; Parte I: [Sobre Dios uno y Trino]; Tratado III: [Sobre las obras de Dios], Secc.2ª [Sobre el gobierno del mundo]


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Compendio de Teología Ed. Rialp, Madrid, 1980 (1269)


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