RESUMEN:
La esencia del pecado consiste en amar a una criatura más que al Creador. Por otra parte no es posible amar con el mismo amor a Dios que a una criatura, sin amar nada por encima de ambos que acúe como fin último en virtud del cual se ame a los dos.


TEXTUAL:
Ob. 20. Dondequiera que se encuentra lo más y lo menos, se encuentra lo igual: porque suprimido aquello por lo que una cosa es mayor que otra, queda igual que ésta. Y sucede que alguien puede amar a una criatura más que a Dios, y también menos, también sucede que puede amar a una criatura del mismo modo en que ama a Dios; luego, habrá algún pecado intermedio entre el mortal y el venial, y así esta última división no será suficiente.

Ad. 20 A LO VIGÉSIMO debe decirse que sucede mucho a aquél que actúa fuera de la caridad que ame a alguna criatura más que a Dios, y a otras del mismo modo que a Dios, y a otras menos que a Dios; pero quien ama a alguna criatura igual que a Dios necesariamente ha de amar también algo más que a Dios, porque es necesario que el hombre constituya algo como último fin de su voluntad. [Esto es así por la sencilla razón de que es necesario un fin último en virtud del cual se ame a todo lo demás, por eso es imposible que haya dos fines últimos igualmente amados]



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal (Libro) , , Ed.Eunsa, 1997 Pamplona q.7 [Sobre el pecado venial], a.1 [Si el pecado se divide convenientemente en mortal y venial],


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal Ed. Eunsa, Pamplona, 1997 (1268)


CLAVES: Fin último del hombre > Por qué es uno y no varios