RESUMEN:
Por hábito en el contexto moral entendemos una cierta disposición estable respecto a uno mismo. La disposición siempre importa orden en un ser que tiene partes. El hábito, que es cualidad, se define como una disposición por la cual el sujeto está bien o mal dispuesto. Pero el hábito no es cualquier disposición, sino la disposición estable. Es de la esencia del hábito importar cierta relación de conveniencia o inconveniencia respecto de la naturaleza del sujeto.


TEXTUAL:
(...) en esa acepción el hábito es una cierta cualidad, del cual dice Aristóteles, en el libro V Metaphys.8, que el hábito es una disposición por la cual el sujeto está bien o mal dispuesto en sí mismo, o en relación con otra cosa, al modo como es un cierto hábito la salud. Y en este sentido hablamos ahora del hábito. Por consiguiente, hay que decir que el hábito es una cualidad.

ad.3 La disposición siempre importa orden en un ser que tiene partes.



art.2 ob.1: 1. Porque, según queda dicho (a.1), el hábito, que es cualidad, se define como una disposición por la cual el sujeto está bien o mal dispuesto.



art.2.s: Pero el modo y determinación del sujeto en orden a la naturaleza de la cosa nos da la primera especie de cualidad, que es el hábito y la disposición, pues hablando el Filósofo de los hábitos del alma y del cuerpo, en el libro VII Physic.16, dice que son disposiciones de lo perfecto para lo óptimo; y llamo perfecto a lo que está dispuesto conforme a la naturaleza.

art.2 ad.1 La disposición importa un cierto orden, según queda dicho (a.1 ad 3). Por tanto no se dice que alguien esté dispuesto por una cualidad, si no es en orden a algo.

art.2 ad.1: Por todo lo cual resulta claro que el nombre hábito importa permanencia, y, en cambio, el nombre disposición, no.

art.3, s.: Es de la esencia del hábito importar cierta relación de conveniencia o inconveniencia respecto de la naturaleza del sujeto.

art. 4.s: Solución. Hay que decir: Según queda dicho (a.2.3), el hábito importa cierta disposición en orden a la naturaleza de la cosa y a la operación o fin de la misma, en virtud de la cual algo resulta bien o mal dispuesto para ello.


FUENTE:
Suma Teologica, I-II q.49, a.1, s. y ad.3


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología, I-II Ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1989


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