RESUMEN:
La historia en conjunto es la lucha entre el amor y la negación del amor.


TEXTUAL:
p.307

Peter Seewald: Me queda una última pregunta para terminar. Cardenal Ratzinger, ¿cuál es la verdadera historia del mundo? Y también, ¿Qué es lo que realmente quiere Dios de nosotros? En cierta ocasión usted escribió: «La historia está marcada por una polémica entre el amor y la incapacidad de amar, esa desolación de las almas, propia de los hombres que sólo reconocen valores y realidades cuantificables ... Esta destrucción de la capacidad de amar produce un aburrimiento mortal. Es un veneno para el hombre. Cuando se impone, destruye al hombre y al mundo con él».

Card. Ratzinger: Me remitía a San Agustín, una vez más, que recurre a la tradición catequética cristiana anterior presentando la historia como un conflicto entre dos ciudades, dos tipos de ciudades. Goethe también hizo suya esa idea y decía que la totalidad de la historia era una lucha entre la fe y la falta de fe. Agustín lo había visto de otro modo y dijo que era: «la lucha entre dos amores, entre el amor a Dios hasta la renuncia a sí mismo y el amor propio hasta la negación de Dios». También explicaba la historia como un drama, como la lucha de un amor de dos especies. Yo he intentado precisar un poco más esas ideas, diciendo que el movimiento contrario al amor no es precisamente otro amor, no merece el nombre de amor, sino el de negación del amor. La historia en conjunto es la lucha entre el amor y la incapacidad de amar, entre el amor y la negación del amor. No sabemos lo que podría acontecer si la inclinación del hombre a la independencia se decidiera a pronunciar: «yo no quiero amar, porque me haría dependiente y eso se opone a mi libertad».



Amar significa, de hecho, depender de algo que tal vez me puedan quitar y, por tanto, es añadir el riesgo de un sufrimiento a mi vida. Ahí radica, manifestado o no, el rechazo: «prefiero no amar, porque no quiero sufrir ese riesgo, y ver limitada mi independencia, ni verme privado de mi disponibilidad y acabar siendo nada». Mientras que el pronunciamiento de Cristo es muy diferente; es un sí al amor, porque sólo él, precisamente con su riesgo de sufrimiento y de pérdida de sí, hace que el hombre se encuentre a sí mismo y que sea como debe ser.



Yo creo que el auténtico drama de la historia es que, siempre, en todos los frentes, al final aparece el mismo planteamiento: un sí o un no al amor.





FUENTE:
RATZINGER, Joseph: La sal de la tierra (Libro) , , Ed.Palabra, 2005 Madrid 307


FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: La sal de la tierra Ed. Palabra, Madrid, 2005 (1996)


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