RESUMEN:
La ira en cuanto pecado es, como dice San Agustín, "el capricho de la venganza", esto es la venganza caprichosa, fuera del orden de la razón. La justa venganza que ejercen los hombres es siempre en nombre de Dios y por los males que otros hombres hacen públicamente contra los demás, pero no es de los pecados ocultos.

TEXTUAL:
5. Todo apetito caprichoso que Cristo contuvo, es pecado mortal. Y es así como dice Agustín en el libro XIV Sobre la ciudad de Dios, "la ira es el capricho de la venganza". Ahora bien, Cristo contuvo la vindicta, según aquello de Deuteronomio, XXXII, 35: "Mía será la vindicta y la retribución", que de acuerdo con nuestra versión [Rom, XII, 19; idem. Heb. X, 30], equivale a: "Mía es la venganza". Luego, la ira es pecado mortal.

5. A LO QUINTO debe decirse que sobre la vindicta, Dios contuvo algo para sí solo. En efecto, quienes detentan algún poder, infieren alguna vindicta al que comete algún delito visible contra los demás: pues en Romanos, XIII, 4, se dice del hombre que tiene poder que "es un vengador de Dios", para castigo de aquel que obra mal. Pero tratándose de los delitos ocultos, Dios se reservó sólo para sí el juicio y la vindicta según aquello de I Corintios, IV, 5: "No juzguéis antes de tiempo". Además, Dios se reservó para sí solo el juicio y la vindicta, para que tomara vindicta por sí mismo [para dejar claro que lo que castiga es fundamentalmente la ofensa que a Él se le hace]: pues el hombre no debe tomar vindicta por sí mismo, sino por alguna falta cometida en él mismo, en cuanto que es una ofensa a Dios. Luego cuando alguien busca la vindicta por sí mismo, o al margen del poder judiciario, usurpa para sí lo que pertenece a Dios; y por eso peca mortalmente, a no ser que sea un acto imperfecto, como se ha dicho.

FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal (Libro) , , Ed.Eunsa, 1997 Pamplona q.12 [Sobre la ira], a.3 [Si la ira es pecado mortal]

FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal Ed. Eunsa, Pamplona, 1997 (1268)