Porque la ley es un acto tanto de la razón como de la voluntad, Santo Tomás puede decir que la ley tiránica no es ley estrictamente pero, no obstante, conserva del carácter de ley el ser dictado de un superior y el buscar obediencia117. La ley tiránica no es auténtica ley porque es injusta, porque no está ordenada al bien común, es decir, porque no es racional; pero, a pesar de esto, sí posee algo que corresponde y forma parte de la condición de ley: ser dada por la voluntad que puede darla, que puede quererla, y queriendo esta voluntad lo que ha de querer –obediencia– para que lo dado por ella sea ley. Puede decirse que la ley injusta no es propiamente ley porque carece de lo que la ley tiene de razón, pero puede ser llamada "ley" en la medida en que conserva algo de lo que la ley tiene de voluntad.
117. Santo Tomás de Aquino, S. Th., I-II, q 92, a 1.