p. 127 Por supuesto, la ley no regula todos los actos de los ciudadanos. La ley sólo regula –prescribiendo o prohibiendo– aquellos actos que afectan más clara y directamente al bien común, y que la mayoría de los ciudadanos están en condiciones de cumplir o de omitir128. La ley no puede marcar, para la vida política, un nivel de excelencia que suponga, como condición, un grado de virtud, de disposición y capacidad moral en los ciudadanos, que en verdad sólo se da en unos pocos. Hacerlo sería contraproducente, pues la vida política se volvería imposible o insoportable para la mayoría de los ciudadanos. Lo legal, lo exigido por ley constituye el mínimo ético que es necesario y prudente exigir públicamente, es decir, lo exigible al pueblo en cuanto tal.