RESUMEN:
La referencia que hace Sto. Tomás a los preceptos morales, judiciales y ceremoniales es muy clarificadora de cara a distinguir entre ley natural y ley positiva, porque los preceptos morales son los de la ley natural, y los ceremoniales y judiciales los de la ley positiva, de estos, los ceremoniales concretan el modo del culto divino, y los judiciales el modo de vivir la justicia entre los hombres.

TEXTUAL:
Solución. Hay que decir: Según hemos visto (a.2.3), la ley divina mira a establecer el orden entre los hombres y luego entre éstos y Dios. Una y otra cosa pertenece ejecutarlas, en común, a la ley natural mediante los preceptos morales; pero la determinación concreta de ambas cosas toca a la ley divina o humana, pues los principios naturalmente conocidos, tanto de las cosas especulativas como de las prácticas, son generales. Pues bien, así como la determinación del precepto general sobre el culto divino se realiza por los preceptos ceremoniales, así la determinación del precepto general de la justicia, que se ha de observar entre los hombres, pertenece a los preceptos judiciales.



Conforme a esto, debemos poner en la ley tres géneros de preceptos: los morales, que son los dictámenes de la ley natural; los ceremoniales, que son las determinaciones sobre el culto divino, y los judiciales, o sea, las determinaciones de la justicia que entre los hombres se ha de observar.



Ob. 3. El juicio es un acto de justicia, según aquello de Sal 93,15: Hasta que vuelvan a la justicia los juicios. Pero los actos de la justicia, como los de las otras virtudes, pertenecen a los preceptos morales; luego éstos incluyen los judiciales y no hay razón para distinguirlos.

Ad. 3. A la tercera hay que decir: El acto de justicia, en general, pertenece a los preceptos morales, pero su determinación especial, a los judiciales.

FUENTE:
Suma de Teología I-II q.99, a.4, s. y ob.3 y ad.3

FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología, I-II Ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1989