RESUMEN:
Como consecuencia de la lujuria nace la desesperación, porque al perderse el sabor de los bienes espirituales como consecuencia de la polarización del afecto hacia los placeres corporales, se siente hastío hacia los bienes esporituales y ni siquiera se espera en ellos como bienes arduos.


TEXTUAL:
Solución. Hay que decir: Como hemos expuesto (q.17 a.1; 1-2 q.40 a.1), el objeto de la esperanza es el bien arduo asequible por uno mismo o por otro. Por lo mismo, hay dos maneras de quedar frustrada la esperanza de lograr la bienaventuranza: o por considerarla como bien arduo o por no considerarla como asequible ni por uno mismo ni por otro. Pues bien, el que alguien pierda el sabor de los bienes espirituales o no le parezcan grandes, acontece principalmente porque tiene inficionado el afecto por el aprecio de los placeres corporales, entre los que sobresalen los venéreos. En efecto, la afición a estos placeres induce al hombre a sentir hastío hacia los bienes espirituales y ni siquiera los espera como bienes arduos. Desde esta perspectiva, la desesperación tiene como causa la lujuria.


FUENTE:
Suma de Teología II-II, por Luis Lago Alba O.P. q.20, a.4, s.


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a) Ed. BAC, Madrid, 1995 (1271)


CLAVES: Lujuria