RESUMEN:
Para Richards, los límites morales en la elección existen sólo en los casos en que alguien que persigue un fin que resulta tener resultará dañino para los demás. Ninguna otra cosa puede tener el estatus moral de una razón para no buscar la satisfacción de los deseos de alguien, porque la única «razón» que ese alguien podría tener para no buscar tal satisfacción es un interés por otras (o más amplias, más profundas, o más plenas) satisfacciones.


TEXTUAL:
145 Para Richards, los límites morales en la elección existen sólo en los casos en que alguien que persigue un fin que resulta tener resultará dañino para los demás. Ninguna otra cosa puede tener el estatus moral de una razón para no buscar la satisfacción de los deseos de alguien, porque la única «razón» que ese alguien podría tener para no buscar tal satisfacción es un interés por otras (o más amplias, más profundas, o más plenas) satisfacciones. Como no cree en la posibilidad de razones no instrumentales, esto es, últimas o básicas, para elegir unos fines y evitar otros, Richards no puede aprehender la posibilidad de criterios morales con relación al sexo, las drogas y la muerte; ni, a fortiori, puede entender el valor de las leyes basadas en, o imponiendo, tales criterios morales. Lo máximo que podría decir es que los criterios no permisivos de moralidad con relación al sexo, las drogas y la autoaniquilación, y las leyes que encaman y reflejan tales criterios perfeccionistas, «descansan únicamente en el odio a formas de vida que se desvían de las de los demás»[Sex, Drugs, Death, 62].


FUENTE:
GEORGE, Robert: Para hacer mejores a los hombres (Libro) , , Ed.Ediciones Internacionales Universitarias, 2002 Madrid p. 145


FUENTE AMPLIADA:
GEORGE, Robert: Para hacer mejores a los hombres Ed. Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid, 2002 (1993)


CLAVES: Moral > Evolución de la idea de moral > Reducción de la moral a la justicia