RESUMEN:
A partir del nominalismo, pero especialmente en la modernida, se rechaza el valor de la virtud, identificada con costumbre, que en cierto modo es contraria a la libertad (de indiferencia)
TEXTUAL:
p.396, §.3 Santo Tomás había elaborado un notable análisis de los habitus y de las virtudes, tanto de las teologales como de las morales. Según él, las virtudes desarrollan las inclinaciones naturales y las llevan a su perfección. Constituyen una segunda naturaleza.

Es normal que, habiendo rechazado las inclinaciones naturales del seno de la libertad humana, el nominalismo rechace igualmente los habitus y las virtudes. En efecto, el habitus, por su misma noción, se opone a la libertad de indiferencia, pues implica la idea de una determinación estable de los actos en un cierto sentido. Indudablemente el habitus tiene necesidad del ejercicio del obrar para formarse, pero precede a los actos que proceden de él y elimina de ellos el margen total que implica el poder de elegir entre cosas contrarias. Cuanto mayor es el habitus, más influye sobre los actos y más parece reducir el campo de esa libertad. Si se quiere mantener éste en su totalidad, es preciso eliminar los habitus del núcleo de la libertad y someterlos a ella. Los habitus se convertirán, pues, en una especie de mecanismo psicológico creado por la repetición de los actos, exactamente igual que las costumbres, que la libertad podrá utilizar como una ayuda en la ejecución de la acción. Pero es preciso desconfiar siempre de ellos e intentar que no ocupen demasiado lugar en la moral, so pena de ver disminuir la calidad libre de los actos. Es muy significativo, a este respecto, que los traductores de santo Tomás hayan traducido habitus por costumbre sin percibir ya la diferencia [Pinkaers remite a su libro La renovación de la moral, II, cap. IV: La virtud es todo menos una costumbre, pp.221-246].

(...) Pero, a partir de la libertad de indiferencia, la idea de la virtud va a transformarse y a reducirse. Para los moralistas, la virtud se convierte simplemente en una categoría tradicional y cómoda en la que situar las obligaciones morales. En el campo de la libertad de indiferencia, ya no hay necesidad de la virtud; es incluso lógico rechazarla. Es lo que harán los manuales de moral cuando supriman el tratado de las virtudes de la moral fundamental, y los mandamientos substituyan a las virtudes a la hora de dividir la moral especial. (...)

FUENTE:
PINCKAERS, Servais: Las fuentes de la moral cristiana, Ed.Eunsa, 2000 Pamplona CAPÍTULO XIII LATEOLOGÍA MORAL EN EL PERÍODO ACTUAL
FUENTE AMPLIADA:
PINCKAERS, Servais: Las fuentes de la moral cristiana Ed. Eunsa, Pamplona, 2000 (1985)
CLAVES: Nominalismo > La «marginación de las virtudes»