RESUMEN:
Los pecados capitales en cuanto que actúan como causas finales de otros pecados son apetecibles en la medida en que tienen algo de lo que le corresponde a la felicidad: por lo que se refiere a la perfección está la vanagloria, por lo que se refiere a la suficiencia está la avaricia, y por lo que se refiere a la deleitabilidad están la gula y la lujuria.

TEXTUAL:
RESPUESTA. Debe decirse que la avaricia debe enumerarse entre los vicios capitales. La razón de esto es que, como se ha dicho más atrá, vicio capital se dice es aquél al que se ordenan naturalmente, como a fin principal, muchos otros vicios (...). Mas el fin de toda vida humana es la felicidad, que todos apetecen, por lo que, en cuanto existe en las cosas humanas algo que participa de cualquier condición de la felicidad, ya se verdadera o aparentemente, tiene cierto primado en el género de los fines.

Ahora bien, son tres las condiciones de la felicidad según afirma el Filosofo en el Libro I de la Ética: a saber, que sea un bien perfecto, suficiente por sí mismo y deleitable. Un bien parece ser perfecto en cuanto que posee cierta excelencia; y por eso la excelencia parece ser lo principalmente apetecible; y según esto la soberbia o la vanagloria se consideran vicios capitales. Ahora, entre las cosas sensibles, el mayor deleite procede del tacto de los placeres por la comida, y de los placeres venéreos; y por eso la gula y la lujuria se consideran vicios capitales. Mas a la suficiencia de los bienes temporales se extienden principalmente las riquezas, como dice Boecio en el libro II y III "Sobre la consolación de la filosofía", por lo que también la avaricia, que es el apetito desordenado de riquezas, debe considerarse un vicio capital.

(...)

FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal (Libro) , , Ed.Eunsa, 1997 Pamplona q.13 [Sobre la avaricia], a.2 [Si la avaricia es un pecado mortal]

FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal Ed. Eunsa, Pamplona, 1997 (1268)