RESUMEN:
Nuevos nombres de los que se revisten los viejos pecados capitales para hacerse atractivos, e incluso presentarse como virtudes.


TEXTUAL:
p.39 §7 - p.40, §4El segundo [de engañarse a uno mismo, el primero es echar la culpa al prójimo] es aún más elegante: cambiar los nombres de las cosas, recurrir a ese vocabulario pastoso, aceitoso y confuso que maquilla los defectos hasta convertirlos en otra cosa, incluso en virtudes.

Pongamos algunos ejemplos: No llames pereza a la pereza. Llámala cansancio, agotamiento, depresión, serenidad; a la soberbia se la puede llamar autovaloración, que suena muy aparente, o incluso dignidad, derecho a la propia imagen. Para la envidia, los políticos han inventado una expresión deliciosa: agravio comparativo.

Por lo visto, si mi vecino tiene algo apetecible, de lo que yo carezco, esa tristeza que corroe el higadillo no es más que un afán de justicia basado en el agravio comparativo que procede de tan manifiesta desigualdad. ¿Comprendido?

Por el mismo precio, al egoísmo podemos llamarlo espíritu ahorrativo; a la desobediencia, personalidad; a la lujuria, amor; a la ira, temperamento; a la gula, mientras uno es joven, hambre; con la madurez, mejor llamarla apetito, y con la vejez, gastronomía.

A la cobardía se la puede calificar como prudencia o insumisión; a la mediocridad, humildad; a la calumnia, libertad de expresión; al cotilleo, crítica constructiva; a la tibieza, espíritu tolerante (con uno mismo, por supuesto); a la superficialidad, simpatía; a la frivolidad, ingenio; al insulto, sentido del humor; a la horterez, sinceridad; a la traición, fidelidad al presente (os aseguro que la he oído llamar así); a la intolerancia, firmeza de criterio; al rencor, afán de justicia; al embuste, mentirijilla, mentira piadosa, exageración...; al aborto, interrupción voluntaria del embarazo; a la estafa, hábil negocio; al suspenso, fracaso escolar; al asesinato, eutanasia; a la eutanasia, dignidad.

p.41, §6 Por eso proliferan tanto. Al paso que vamos terminaremos llamando a la calvicie minuspelidez o discapacidad capilar adquirida; al canibalismo, gastronomía alternativa; al homicidio, interrupción voluntaria de la vida ajena no deseada; a la poligamia, amor plural; a la tortura, precalentamiento; y al racismo, buen gusto.



FUENTE:
MONASTERIO, Enrique: Pensar por libre, Ed.Palabra, 1996 Madrid


FUENTE AMPLIADA:
MONASTERIO, Enrique: Pensar por libre Ed. Palabra, Madrid, 1996


CLAVES: Pecado > Pecado capital > Encubrimiento terminológico de los pecados