RESUMEN:
El hombre no es responsable del primer movimiento de la sensualidad contrario a la razón, pero sí si se mantiende de brazos cruzados ante dichos movimientos.


TEXTUAL:
8. Nadie peca en aquello que no puede evitar con su voluntad. Pero el hombre no puede evitar con su voluntad que surja un movimiento de concupiscencia, según aquello de Romanos, VII, 15: Porque lo bueno que quiero, eso no hago, es decir, no desear, como expone la Glosa. Luego, el movimiento de sensualidad no es pecado.

8. A LO OCTAVO Luego, puesto que hay pecado en la sensualidad según que ésta puede obedecer a la razón, el primer movimiento de la sensualidad, que procede de la disposición corporal, no es pecado, y algunos llaman a este movimiento primero; mas el segundo movimiento, que es producido por alguna aprehensión, es pecado. Pues el primero, no puede evitarlo de ningún modo la razón; mas el segundo puede evitarlo en cuanto a los singulares, mas no en cuanto a todos: porque mientras aparta su conocimiento de una cosa, incurre en otra, de lo cual puede surgir un movimiento ilícito.



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal (Libro) , , Ed.Eunsa, 1997 Pamplona q.7 [Sobre el pecado venial], a.5 [Si en la sensualidad puede haber pecado venial]


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal Ed. Eunsa, Pamplona, 1997 (1268)


CLAVES: Pecado > Sujeto del pecado