Prudencia > Relación y diferencia con las virtudes morales > Presupone las demás virtudes
RESUMEN:
Si los apetitos no están debidamente afinados conforme a la recta razón -que en ello consiste la virtud moral-la prudencia no puede existir, porque ésta dispone adecuadamente los medios para un fin bueno, fin que identificado por el apetito recto, y si éste no es recto, la prudencia no es más que astucia
Si los apetitos no están debidamente afinados conforme a la recta razón -que en ello consiste la virtud moral-la prudencia no puede existir, porque ésta dispone adecuadamente los medios para un fin bueno, fin que identificado por el apetito recto, y si éste no es recto, la prudencia no es más que astucia
TEXTUAL:
El hombre no puede ser prudente si no es bueno. Prudencia y astucia
EN, VI, 1144a25: Hay una facultad que llamamos destreza, y ésta es de tal índole que es capaz de realizar los actos que conducen al objetivo propuesto y alcanzarlo; si el objetivo es bueno, la facultad es laudable; si es malo, es astucia; por eso, también de los prudentes decimos que son diestros y astutos. La prudencia no es esa facultad, pero no existe sin ella, y esta disposición se produce por medio de este ojo del alma, pero no sin virtud, como hemos dicho y es evidente, ya que los razonamientos de orden práctico tienen un principio, por ejemplo: «puesto que tal es el fin, que es el mejor» sea cual fuere (supongamos uno cualquiera a efectos del argumento), y el fin [realmente bueno] no es aparente al hombre que no es bueno, porque la maldad nos pervierte y hace que nos engañemos en cuanto a los principios de la acción. De modo que es evidente que un hombre no puede ser prudente, si no es bueno.
El hombre no puede ser prudente si no es bueno. Prudencia y astucia
EN, VI, 1144a25: Hay una facultad que llamamos destreza, y ésta es de tal índole que es capaz de realizar los actos que conducen al objetivo propuesto y alcanzarlo; si el objetivo es bueno, la facultad es laudable; si es malo, es astucia; por eso, también de los prudentes decimos que son diestros y astutos. La prudencia no es esa facultad, pero no existe sin ella, y esta disposición se produce por medio de este ojo del alma, pero no sin virtud, como hemos dicho y es evidente, ya que los razonamientos de orden práctico tienen un principio, por ejemplo: «puesto que tal es el fin, que es el mejor» sea cual fuere (supongamos uno cualquiera a efectos del argumento), y el fin [realmente bueno] no es aparente al hombre que no es bueno, porque la maldad nos pervierte y hace que nos engañemos en cuanto a los principios de la acción. De modo que es evidente que un hombre no puede ser prudente, si no es bueno.
FUENTE:
ARISTÓTELES, : Ética Nicomáquea - Ética Eudemia (Libro) , , Ed.Gredos, 1998 Madrid 1144a25
ARISTÓTELES, : Ética Nicomáquea - Ética Eudemia (Libro) , , Ed.Gredos, 1998 Madrid 1144a25
FUENTE AMPLIADA:
ARISTÓTELES, : Ética Nicomáquea - Ética Eudemia Ed. Gredos, Madrid, 1998 (1985)
ARISTÓTELES, : Ética Nicomáquea - Ética Eudemia Ed. Gredos, Madrid, 1998 (1985)
CLAVES: Prudencia > Relación y diferencia con las virtudes morales > Presupone las demás virtudes