RESUMEN:
El intelecto, tanto especulativo como práctico, se refiere a lo extremo. Principios operativos: bienes singulares. Valor de la experiencia de los ancianos.


TEXTUAL:
VI, 9, §889. Muestra que el intelecto se refiere a lo extremo.

Dice que el INTELECTO, en ambos conocimientos, tanto en el especulativo como en el práctico, es de lo extremo, porque de los primeros términos o extremos (a partir de los cuales empieza a proceder la razón) hay entendimiento y no razón. Intelecto, se dice de dos maneras. Una, se refiere a los términos inmóviles y primeros, que son según las demostraciones que proceden de los inmóviles y primeros términos, v.g. de los principios indemostrables que son lo primero conocido e inmóvil, porque su conocimiento no puede ser removido por el hombre.



Pero el intelecto práctico es del otro modo de lo extremo, se refiere a lo singular y contingente, y a otra proposición, no a la universal que es como la mayor, sino a la singular que es la menor en el silogismo operativo [que es una decisión: como por ejemplo, me quiero comer este pedazo de pan, y a partir de ahí compongo, como hacia a atrás el razonamiento que me conduce al fin].



Que este extremo se denomine intelecto es evidente porque el entendimiento es de los principios. Y lo singular, de lo que decimos que hay intelecto, es principio de lo que se da en razón de él, v.g. es principio a modo de causa final.



Que lo singular tiene razón de principio es patente, porque de lo singular es tomado lo universal. En efecto, del hecho de que esta hierba produjese la salud de éste, se toma que esta clase de hierba es eficaz para sanar. Como lo singular es conocido, propiamente por el sentido, es preciso que el hombre, de estos singulares que decimos ser principios y extremos, tenga un sentido no sólo exterior sino también interior (del cual antes dijo ser la prudencia), a saber, la fuerza cogitativa o estimativa, llamada razón particular. De ahí que al sentido que se refiere a lo sensible o singular, lo llame aquí intelecto. Aristóteles, en el libro tercero Del Alma [De anima. III, 5, 430 a 24-25], lo llama intelecto pasivo o pasible, que es corruptible. .



VI, 9, §891. Infiere dos corolarios de lo dicho. El primero, es que el intelecto, que discierne bien lo particular en el ámbito práctico, no sólo se tiene con relación a los principios, como en lo especulativo, sino también como fin. En lo especulativo, las demostraciones proceden partiendo de los principios, a los cuales se refiere el intelecto, no obstante, no se dan demostraciones de ellos. En cambio, en lo operativo, las demostraciones no sólo proceden a partir de los singulares, sino que también se dan de los singulares. Es preciso que en el silogismo operativo, según el cual la razón mueve para actuar, la menor sea singular y que también lo sea la conclusión, que concluye lo operable mismo que es singular.



VI, 9, §892. El segundo corolario recuerda que el intelecto de los principios operables se alcanza por la experiencia y la edad, y se perfecciona por la prudencia. De ahí que sea preciso escuchar lo que opinan y dan a conocer sobre lo agible los hombres de experiencia, tanto los ancianos como los prudentes. Por más que no aleguen o presenten demostraciones debemos tenerlos en cuenta, no menos, sino aún más que a las demostraciones mismas. Estos hombres, por tener experiencia de ver, por tener un recto juicio acerca de lo operable, ven los principios de lo operable. Y los principios son más ciertos que las conclusiones demostradas.



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco (Libro) , , Ed.EUNSA, 2001 Pamplona VI, 9


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco Ed. EUNSA, Pamplona, 3000 (2000)


CLAVES: Razón práctica > Principios de la razón práctica > ¿Principios universales o particulares?