RESUMEN:
El error moral del incontinente: falla en la premisa particular. Sto. Tomás, argumentando que se puede uno desesperar si faltar a la fidelidad a los principios, hace ver la estrctura del razonaomiento del incontinente.


TEXTUAL:
Solución. Hay que decir: La infidelidad pertenece al entendimiento; la desesperación, en cambio, a la parte apetitiva. Pero el entendimiento versa sobre las cosas universales, y la parte apetitiva se mueve en el plano de lo particular, ya que es movimiento apetitivo del alma hacia las cosas concretas. Hay, sin embargo, quien tiene una valoración justa en el plano universal, y no tiene rectificado el movimiento apetitivo, como consecuencia de una falsa estimación en el juicio sobre la realidad concreta individual. Es, efectivamente, necesario, como se enseña en III De An. 5, pasar del juicio universal al deseo de la realidad individual a través de un juicio particular, del mismo modo que de la proposición universal no se deduce la conclusión particular sino asumiendo otra particular. De ahí que alguien, teniendo fe recta en el plano universal, incurra en falta en el movimiento del apetito frente a lo particular, por tener viciada por hábito o por pasión la apreciación de la realidad concreta; como quien peca eligiendo la fornicación como un bien para sí en aquel momento, tiene falseado el juicio frente a la realidad particular, aunque conserve un juicio universal verdadero según la fe, es decir, que es pecado mortal. De la misma manera, puede uno conservar verdadera estimación de un dato de fe en universal, por ejemplo, la remisión de los pecados en la Iglesia, y, a pesar de ello, ser víctima de un movimiento de desesperación de que para él, en su situación actual, no hay lugar para el perdón, y esto como consecuencia del juicio viciado frente a un caso particular. De este modo puede darse la desesperación sin la infidelidad, lo mismo que otros pecados mortales.


COMENTARIO:
IDEA: El entendimiento versa sobre las cosas universales, en cambio la parte apetitiva se mueve siempre hacia las cosas concretas. El error moral se da cuando, a pesar de tener una valoración correcta en el plano de lo universal, uno no tiene rectificado el movimiento apetitivo, como consecuencia de una falsa estimación en el juicio sobre la realidad concreta individual. Y como es necesario que el paso del juicio universal al deseo de la realidad individual se realice a través de un juicio particular (del mismo modo que de la proposición universal no se deduce la conclusión particular sino asumiendo otra particular). Por eso quien tiene una correcta apreciación de los valores en el plano universal, puede errar en el movimiento del apetito frente a lo particular a consecuencia de un vicio o por el impulso pasión. Por ejemplo, quien elige abusar sexualmente de un menor, elige esa acción como un bien para sí en aquel momento; tal persona tiene falseado el juicio frente a la realidad particular, aunque conserve un juicio universal verdadero sobre los valores. En esa situación se ha introducido una premisa particular: esto es bueno para mí y ahora. De la misma manera, puede uno tener una recta estimación de los valores como verdades que pueden realmente inspirar su comportamiento, y, a pesar de ello, ser víctima de un movimiento de desesperación de que para él, en su situación actual, no es posible llegar a vivir conforme a tales valores, yesto como consecuencia del juicio viciado frente a un caso particular. (ST.I: q.20, a.2, s.)


FUENTE:
Suma de Teología II-II q.20, a.2, s.


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a) Ed. BAC, Madrid, 1995 (1271)


CLAVES: Razón práctica > Silogismo práctico > Razonamiento del incontinente