RESUMEN:
Par el relativismo cultural el el factor condicionante de la verdad del juicio sería la cultura histórica


TEXTUAL:
Relativismo cultural. El factor condicionante de la verdad del juicio sería la cultura histórica. De clara raíz historicista (v. HISTORICISMO), ha sido defendida esta teoría por Ostwald Spengler en su conocida obra Der Untergang des Abendlandes (La decadencia de Occidente, Madrid 1934). En ella intenta bosquejar una morfología de la historia universal (Umrisse einer Morphologie der Weltgeschiclite). La unidad histórica sería la cultura, un ente encerrado en sí mismo, con vida propia, al que pueden aplicarse las categorías biológicas de nacimiento, muerte, juventud, vejez. La historia de la Humanidad sería la historia de una pluralidad de culturas: china, hindú, egipcia, babilónica, greco-romana, árabe, americana, occidental. Cada cultura realiza una valoración de lo real, y esta valoración sería distinta en cada una de ellas. Cada cultura tendría un alma, un modo de comprender el Cosmos, irreductible al alma de las demás. Este alma sería el fundamento que marca el sentido y el destino de cada cultura. Ella crea los valores, dándoles una ordenación jerárquica. Y ninguna de las culturas puede aspirar a que su valoración sea absoluta, universalmente válida. «He aquí lo que falta al pensador occidental... la comprensión de que sus conclusiones tienen un carácter histórico-relativo, de que no son sino la expresión de un modo de ser singular y sólo de él ... no sabe que sus verdades inconmovibles, sus verdades eternas son verdaderas sólo para él y son eternas sólo para su propia visión del mundo» (o. c., Intr., 8) (aspectos críticos de todo esto pueden verse en MODERNA, EDAD III, 1-2).

Para este idealismo historicista el alma de cada cultura es su forma y forma dat esse re¿ Incluso la Matemática estaría sometida a este relativismo de la cultura: «Hay que mencionar aquí la diferencia que existe entre la matemática antigua y la matemática occidental... El antiguo pensar numérico concibe las cosas como son, como magnitudes, ajenas al tiempo, en puro presente. Esto conduce a la geometría euclidiana, a la estática matemática... Nosotros, en cambio, concebimos las cosas según devienen y se comportan, es decir, como funciones. Esto nos ha conducido a la dinámica, a la geometría analítica y, de aquí, al cálculo diferencial» (ib. 5). No es esto nada extraño para este relativismo historicista, ya que según él todas las manifestaciones de una cultura son producto de su modo de concebir el Universo y, por derivarse de una misma fuente, todas ellas están íntimamente ligadas entre sí. En cada cultura su religión, su ética, su estructura económica, su organización política, su saber científico y filosófico, formarían un todo indisoluble y válido exclusivamente para ella: «¿Quién sabe que existe una profunda conexión formal entre el cálculo diferencial y el principio dinástico del Estado en la época de Luis XIV; o entre la antigua forma política de la pólis y la geometría euclidiana; o entre la perspectiva del espacio en la pintura occidental y la superación del espacio por el ferrocarril, teléfono y armamentos; o entre la música instrumental contrapuntística y el sistema económico de crédito?» (ib., 3). Con estas formulaciones tan radicales y evidentemente deformadoras de la realidad, Spengler defenderá un relativismo extendido a todas las manifestaciones del saber humano, incluso a aquellas tradicionalmente reconocidas como las más estables y de indiscutible universalidad.



FUENTE:
GUTIÉRREZ, José: Relativismo, Ed., 1985 parte I


FUENTE AMPLIADA:
GUTIÉRREZ, José: Relativismo Ed. , , 1985


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