RESUMEN:
«El que blasfema reconoce que tiene fe. Sólo se insulta a seres reales. Nadie, que yo sepa, se desahoga ofendiendo a Mafalda, al Capitán Trueno o a don Juan Tenorio»


TEXTUAL:
El que blasfema reconoce que tiene fe. Sólo se insulta a seres reales. Nadie, que yo sepa, se desahoga ofendiendo a Mafalda, al Capitán Trueno o a don Juan Tenorio. Quizá por eso, la moda sea tan hispana. En países más tolerantes no se tolera la blasfemia, por tratarse de una agresión a las convicciones religiosas de los demás. Aquí no; aquí somos todos la mar de creyentes, y, por tanto, quien blasfema lo hace sabiendo que maldice a su Dios, o al menos, a sus convicciones más profundas, las que recibió de niño y ahora trata de apartar de su mente. De ahí que el blasfemo celtibérico ni se plantee que con sus palabras ofende también a los que le escuchan. Y es que aquí uno blasfema para sentirse libre, para demostrarse a sí mismo y proclamar a los cuatro vientos que ya es adulto y no se deja asustar por viejos fantasmas


FUENTE:
MONASTERIO, Enrique: Pensar por libre, Ed.Palabra, 1996 Madrid p.120


FUENTE AMPLIADA:
MONASTERIO, Enrique: Pensar por libre Ed. Palabra, Madrid, 1996


CLAVES: Religión > Blasfemia