RESUMEN:
La incontinencia, la malicia y la bestialidad. La corrupción como un desequilibrio en las afecciones


TEXTUAL:
VII, 1, §914. (...) Con relación a ellas, corresponde considerar su diferencia. Como, en el libro sexto, dijo que la acción buena no existe sin la razón práctica y el apetito recto; por eso, si alguno de los dos se pervierte, algo deberá rechazarse en las costumbres. Si la perversión existiere de parte del apetito, de tal manera que la razón permaneciere recta, habrá INCONTINENCIA, que ocurre cuando se tiene una recta estimación de lo que debe hacerse o evitarse, pero, por pasión, el apetito arrastra a lo contrario.



SI LA PERVERSIÓN DEL APETITO PREVALECIESE TANTO QUE DOMINASE A LA RAZÓN, la razón seguirá a lo que incline el apetito corrupto, como a cierto principio apreciado [por la misma razón] como fin y óptimo. De ahí que se actuará partiendo de una elección perversa por la cual alguien es llamado malo, como se dijo en el libro quinto Por eso, tal disposición se llama MALICIA.



Debe considerarse además que la perversión en cada caso acontece porque se corrompe su debido equilibrio, como la enfermedad corporal en el hombre proviene de que se corrompen los humores en cuanto a la proporción debida a este hombre. De modo similar, LA PERVERSIÓN DEL APETITO, QUE ALGUNAS VECES PERVIERTE A LA RAZÓN, CONSISTE EN QUE SE CORROMPE LA MEDIDA DE LAS AFECCIONES HUMANAS. Pero esta corrupción se da de dos maneras. Pues la consonancia o buena proporción de algo no se asienta en lo indivisible, sino que tiene cierta amplitud, como es claro en el equilibrio de los humores en el cuerpo humano; dado que la naturaleza humana se salvaguarda con una mayor o menor temperatura. De manera similar, EL ORDEN EQUILIBRADO DE LA VIDA HUMANA SE SALVAGUARDA SEGÚN LA DIVERSA PROPORCIÓN DE LAS AFECCIONES.



La perversión en esta consonancia puede ocurrir de tal manera que no se salga fuera de los límites de la vida humana, en este caso, es llamada sencillamente incontinencia o malicia humana, como la enfermedad corporal en la cual puede salvaguardarse la naturaleza humana. De otra manera, puede corromperse el equilibrio de las afecciones humanas, de tal modo que avance más allá de los límites de la vida humana, hasta parecerse a las afecciones de alguna bestia, como del león, del oso o del puerco. A esto se llama BESTIALIDAD. Su similitud es como si la complexión, por parte del cuerpo humano, se mudara a la complexión leonina o porcina.



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco (Libro) , , Ed.EUNSA, 2001 Pamplona VII, 1, §914


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco Ed. EUNSA, Pamplona, 3000 (2000)


CLAVES: Virtud > Estructura de la virtud > Incontinencia, malicia y bestialidad