RESUMEN:
En qué medida los vicios y las virtudes dependen de nosotros. Los bienes apetecidos por el hombre dependen, no sólo de la naturaleza, sino también de nuestras propias virtudes o vicios, porque "acostumbramos" al apetecer tal o cual cosa.


TEXTUAL:
EN, III, 1114a20: Y no sólo son los vicios del alma voluntarios, sino en algunas personas también los del cuerpo, y, por eso, los censuramos. En efecto, nadie censura a los que son feos por naturaleza, pero sí a los que lo son por falta de ejercicio y negligencia. E igualmente ocurre con la debilidad y defectos físicos: nadie reprocharía al que es ciego de nacimiento o a consecuencia de una enfermedad o un golpe, sino que, más bien, lo compadecería; pero al que lo es por embriaguez o por otro exceso todo el mundo lo censuraría. Así, pues, de los vicios del cuerpo se censuran los que dependen de nosotros; pero los que no dependen de nosotros, no. Si esto es así, también en las demás cosas los vicios censurados dependerán de nosotros.

Uno podría decir que todos aspiran a lo que les parece bueno, pero que no pueden controlar la imaginación, sino que, según la índole de cada uno, así le parece el fin. Ahora, si cada uno es, en cierto modo, causante de su modo de ser, también lo será, en cierta manera, de su imaginación. De no ser así, nadie es causante del mal que uno mismo hace, sino que lo haría por ignorancia del fin, pensando que, al obrar así, alcanzaría lo mejor. (...)

(...) no es [sólo] por naturaleza como el fin aparece a cada uno de tal o cual manera, sino que en parte depende de él, o si el fin es natural, pero la virtud es voluntaria porque el hombre bueno hace lo demás voluntariamente, entonces el vicio no será menos voluntario; pues, en el caso de un hombre malo, también sus reacciones están causadas por él, aun cuando no lo sea el fin. Así pues, como se ha dicho, si las virtudes son voluntarias (en efecto, nosotros mismos somos con-causantes de nuestros modos de ser y, por ser personas de una cierta índole, nos proponemos un fin determinado), también los vicios lo serán, por semejantes razones.



COMENTARIO:
Aristóteles apunta a que el hombre tiene unos bienes naturales que apetece naturalmente, y que el hombre virtuoso es el que los apetece con más fidelidad a la naturaleza, que el hombre vicioso, que termina apeteciendo lo que naturalmente no apetecería un hombre sin tales vicios.


FUENTE:
ARISTÓTELES, : Ética Nicomáquea - Ética Eudemia (Libro) , , Ed.Gredos, 1998 Madrid EN, III, 1114a20


FUENTE AMPLIADA:
ARISTÓTELES, : Ética Nicomáquea - Ética Eudemia Ed. Gredos, Madrid, 1998 (1985)


CLAVES: Virtud > Inclinaciones naturales y virtud > Se modelan por el uso