RESUMEN:
Cabe un recto comportamiento social y legal sin que no alcance la categoría de comportamiento virtuoso, cuando por ejemplo no se actúa con rectitud de intención, sino sólo para evitar un castigo o quedar bien. Sin embargo no es posible ser un buen gobernante y mala persona al mismo tiempo, porque el buen gobernante precisa de la virtud de la prudencia, que no se da si no se tiene ratificada la voluntad por las demás virtudes morales.


TEXTUAL:
3. A la tercera hay que decir: La bondad de las partes hay que apreciarla por relación al todo. Por eso dice San Agustín en III Confes. que es deforme cualquier parte que no se armoniza con el todo. De aquí que, al ser todo hombre parte de un Estado, es imposible que sea bueno si no vive en consonancia con el bien común, y, a la vez, el todo no puede subsistir si no consta de partes bien proporcionadas. En consecuencia, es imposible alcanzar el bien común del Estado si los ciudadanos no son virtuosos, al menos los gobernantes; porque en cuanto a los otros, basta para lograr el bien común que sean virtuosos en lo tocante a obedecer a quien gobierna. Por eso dice el Filósofo en III Polit. que es la misma la virtud del príncipe y la del hombre bueno, pero no la del ciudadano y la del hombre bueno.


FUENTE:
Antonio OSUNA FERNÁNDEZ-LARGO, nota a q.90, a.2 de Suma de Teología I-II q. 92, a.1, ad.3


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología, I-II Ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1989


CLAVES: Virtud > Ley y virtud