RESUMEN:
Sto. Tomás en la q. 92 se pregunta si la ley tiene como efecto hacer mejores a los hombres. Responde afirmatimente argumentanto que la ley, al crear costumbres buenas, causa virtudes adquiridas por la repetición de actos, o dispone para y conserva y desarrolla las virtudes infusas.


TEXTUAL:
En cambio está lo que dice el Filósofo en II Ethic.: El propósito de todo legislador es hacer buenos a los ciudadanos.



Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir: Ya dijimos (q.63 a.2) que hay dos clases de virtud, la adquirida y la infusa. Para una y otra resulta provechosa la costumbre, aunque de distinta manera, porque respecto de la adquirida es causa, mientras que, para la infusa, concurre primero como disposición y, una vez que se la posee, la conserva y desarrolla. Y como la ley se da para dirigir los actos humanos, cuanto más estos actos contribuyen a la virtud tanto más la ley hace buenos a los hombres. Por eso dice el Filósofo en II Polit. que los legisladores hacen buenos a los hombres suscitando costumbres.


COMENTARIO:
Sto. Tomás en la q. 92 se pregunta si la ley tiene como efecto hacer mejores a los hombres. Responde afirmatimente argumentanto que la ley, al crear costumbres buenas, causa virtudes adquiridas por la repetición de actos, o dispone para y conserva y desarrolla las virtudes infusas.


FUENTE:
Antonio OSUNA FERNÁNDEZ-LARGO, nota a q.90, a.2 de Suma de Teología I-II q. 92, a.1, sc., ad.1


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología, I-II Ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1989


CLAVES: Virtud > Ley y virtud