RESUMEN:
Dios puede mover la voluntad de los hombres sin ninguna violencia, inclinándo a los hombres a querer algo que antes no querían o a dejar de querer algo a lo que antes se sentían inclinados. Querer algo es inclinarse hacia ese algo, y obrar con violencia es obrar contra dicha inclinación, pero cuando lo que cambia es la misma inclinación, no hay violencia. Y Dios puede cambiar la voluntad de los hombres inclinándolos hacia actos concretos o imprimiendo una inclinación estable a modo de hábito.


TEXTUAL:
ARTICULO 8 Si Dios puede obligar [mejor dicho, forzar] a la voluntad [utrum Deus possit cogere voluntatem]

PERO EN CONTRA

S.c. 1 Está que el ser libre de coacción es natural a la voluntad; y las cosas naturales no pueden ser removidas por nada [sed naturalia non possunt ab aliquo removeri; ergo voluntas non potest cogi a Deo]; luego la voluntad no puede ser obligada [forzada] por Dios.

RESPUESTA

Hay que decir que Dios puede cambiar la voluntad con necesidad, sin embargo no puede obligarla [forzarla] [non tamen potest eam cogere], pues no decimos que la voluntad esté obligada [forzada] a algo cada vez que cambia hacia algo. Y la razón es que EL MISMO QUERER ALGO ES INCLINARSE A ELLO, MIENTRAS QUE LA COACCIÓN O VIOLENCIA [con la que se fuerza] ES CONTRARIA A LA INCLINACIÓN DE AQUELLO QUE ES OBLIGADO. Así pues, dado que Dios cambia la voluntad [de los hombres], hace que a una primera inclinación le suceda otra inclinación, de modo que la primera desaparezca y la segunda permanezca. Por eso, a aquello hacia lo que [Dios] induce la voluntad no es contrario a la inclinación ahora existente, sino a la inclinación que había antes, por tanto, no hay violencia ni coacción. Por ejemplo, en la piedra, en razón de su gravedad, está inserta una inclinación hacia el lugar inferior; mientras permanezca esta inclinación, si es arrojada hacia arriba, habrá violencia; pero si Dios le quita a la piedra la inclinación de la gravedad y le da la inclinación de la levedad, entonces el ser llevada hacia arriba no le será violento [así los asteroides que no se mueven hacia la tierra no por eso obran por impulsos externos violentos]. Y, así, puede haber cambio de movimiento sin violencia. Hay que entender que de este modo Dios puede cambiar la voluntad sin obligarla.

Ahora bien, Dios puede cambiar la voluntad porque Dios mismo obra en la voluntad igual que lo hace en la naturaleza, por eso, igual que toda acción natural procede de Dios, toda acción de la voluntad en cuanto es acción, no sólo procede de la voluntad como de agente inmediato, sino que también procede de Dios, como primer agente que imprime más vehementemente [sed etiam a Deo ut primo agente qui vehementius iprimit]. Por eso, igual que la voluntad puede cambiar su acto hacia otra cosa, como está claro por lo dicho [art.6], igual y mucho más puede hacerlo Dios. Ahora bien, Dios cambia la voluntad de dos modos: a) moviendo únicamente, como cuando mueve a la voluntad a querer algo sin, por ello, imprimir una forma en la voluntad; por ejemplo, sin añadir ningún hábito, a veces hace que un hombre quiera una cosa que antes no quería. b) Imprimiendo una forma en la voluntad, pues, igual que la voluntad se inclina a querer algo por la naturaleza misma que Dios le dio, como se desprende de lo dicho [arts.5,6], así por algo sobreañadido, como es la gracia o una virtud, se inclina el alma ahora a querer algo hacia lo que antes no estaba determinada por inclinación natural.



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Opúsculos y cuestiones selectas, vol. 2 (Libro) , , Ed.BAC, 2003 Madrid Q. sobre el apetito del bien, Art. 8 Si Dios puede obligar [FORZAR] a la voluntad [humana] (De Veritate, q.22)


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Opúsculos y cuestiones selectas, vol. 2 Ed. BAC, Madrid, 2003


CLAVES: Voluntad > Miedo y violencia en la VOLUNTAD > Si Dios puede FORZAR la voluntad del hombre